Deslocalización y descolocación: Javier lambán y Delphi

De nuevo un político socialista, Javier Lambán, prometiendo el oro y el moro. Tómenlo con cautela, que de momento sólo nos han metido al moro.
Al filo del traslado de la multinacional Delphi, Javier Lambán ha descolocado a todo el mundo anunciado sin ofrecer datos reales una futura inversión en Tarazona que compensará con creces la salida de Delphi de dicha comarca. Veremos en que queda todo esto, aunque más parece un brindis al sol para intentar frenar la sangría de votos que el PSOE está teniendo en Tarazona según todas las encuestas.
Delphi, en suspensión de pagos desde octubre del año pasado, va a trasladar parte de su producción a Portugal, lo que va a conllevar una reducción de la plantilla de la fábrica turiasoniense cifrada en 350 trabajadores. Esta reducción de plantilla se va a realizar mediante bajas voluntarias incentivadas y cancelación de contratos temporales. Las consecuencias directas e indirectas de esta deslocalización resultan difíciles de calcular, pero representan sin duda un fuerte golpe en los riñones de una comarca que lucha desde hace tiempo por mantener erguido su tejido industrial. Hasta cierto punto, la deslocalización es un mal invevitable y endémico en la situación actual de España. La deslocalización es como una enfermedad de las sociedades ricas, algo así como la obesidad o el stress. Nos afectan más a medida que somos cada vez más ricos. Si hace unas décadas el bajo coste de la mano de obra en España atraía inversiones, ahora ocurre el caso inverso. Las multinaciones hacen el petate y se van en busca de países más baratos.
La mejor alternativa frente a la deslocalización sería la inversión en tecnologías e I+D. Es en este terreno donde España debería empezar a despuntar. Lamentablemente, en este sentido no es que España esté en pañales. Es que todavía no ha nacido la criatura. Al paso que vamos, España se va a convertir en la despensa de Europa, y en un país de paella, sangría y suvenirs. Y Aragón, ni siquiera eso.