Trujillo se merece un monumento
Cada vez que la ministra de vivienda socialista abre la boca, llueven los votos al PP. Ignoro a qué Santo se ha encomendado el PP para tener semejante filón, pero que se vayan pensando también en encomendarle el gordo de Navidad.
Primero fueron los minipisos de 25m2, o, como gustaba llamar a la hortera ministra de Vivienda, las soluciones habitacionales imaginativas. Y desde luego imaginación hace falta para pretender vivir en 25m2, y además, pretender hacerlo dignamente. Tengo un amigo guasón que a partir de ese momento a la Trujillo le llamaba la Estrujillo. Como suele ocurrir, consejos doy y para mí no tengo. Al mismo tiempo que la ministra nos intentaba convencer de las bondades de sus minipisos, ella se iba a vivir a un edificio público de 280m2. Si una de las razones que esgrimió la ministra para impulsar los minipisos-que, dicho sea de paso, han sido un rotundo fracaso- era que respondía mejor a las estructuras familiares del siglo XXI, habrá que deducir que la familia de la ministra pertenece a otro siglo, o es una familia futurista. En todo caso, la ministra también necesita más espacio para trabajar: 77m2 tiene su despacho. Propongo que saque de ahí 3 minipisos y predique con el ejemplo.
Luego vino la creación de la Sociedad Pública de Alquileres, SPA, que es algo así como un Don Piso gubernamental. Su objetivo, fomentar el alquiler. Su presupuesto: 20 millones de euros. Sus pérdidas: 5 millones de euros y creciendo. Su resultado: una asombrosa cifra de 1000 alquileres conseguidos en seis meses. Calculen cuanto nos está costando a cada español la genialidad de la Estrujillo. No acaba aquí la cosa. Como quiera que los propietarios de los pisos vacios no están por la labor de poner en alquiler sus pisos a través de la SPA, la inefable ministra planteó expropiar a los dueños de los pisos vacios si no los alquilan. El siguiente paso imagino que sería mandarlos a prisión por burgueses capitalistas. Al final, debido al escándolo que suscitó esta socialista iniciativa, la ministra tuvo que tragarse sus aires expropiadores hasta mejor ocasión.
Ahora, la ha vuelto a liar. Esta vez, al afirmar que la aplicación del Código Técnico de Edificación, en las viviendas de Protección oficial, las famosas VPO, sólo repercutirá en un 1% del coste del piso. Es decir, en las viviendas libres el impacto de la aplicación de este Código se calcula en un 10% y por arte de magia la ministra lo va a convertir en un 1% al tratarse de las VPO. Los promotores, que ven que al final se van a tener que tragar ellos el marrón ya han avisado que que de no equiparar los costes, la construcción de VPO dejará de ser rentable. Y ya no es que lo sea mucho.
Supongo que el PP espera con impaciencia un nuevo titular de esta singular amiga.
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